Inspectores Gómez y Pérez

Los asesinos están a salvo

Nacidos de la nada, de una tarde en la que cogí la Wacom y me puse a dibujar lo primero que se me ocurriera. Y claro, lo primero que se me ocurre siempre es un señor gordo y amarillo con la cabeza azul. De repente se me apareció en la cabeza «tensión sexual». La dibujé a ella. Iban a ir andando por cualquier lugar e iban a dialogar sobre una supuesta tensión sexual no resuelta pero no me hacía gracia. Lo dejé reposar un rato, salí a la terraza para ver a las odiosas gaviotas gritar como posesas y al poco tiempo ya dibuja a una víctima.

A veces pienso que ella debió de rechazarle o decirle que no estaba entendiendo bien lo que le decía pero bueno, es bonito que quedaran a las ocho de la tarde para follar como perros. Tendríamos que ir más al grando, siempre. Menos remilgos y más directos.

A partir de ahí se me abrió un mundo: la Inspectora Gómez y el Inspector Pérez, los sospechosos habichuelas.

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Es un filón. Dos inspectores de la sección de homicidios ante un cadáver es un verdadero filón. Poco a poco voy añadiendo elementos y la víctima ya es acuchillada, golpeada brutalmente con un bate de béisbol, decapitada o colgada del cuello.

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El departamento de homicidios siempre les escoge para esclarecer una asesinato o un homicidio. Por más que me explican la diferencia entre asesinato y homicidio, nunca la recuerdo. Gómez y Pérez no son muy listos. Ella, un poquito más, pero no creas que mucho más. Dudo que hayan resuelto algún caso.

Los Inspectores Gómez y Pérez viven en ‘La Reirpública’ y tienen garantizadas bastantes aventuras. Lo sé porque ya las tengo dibujadas.

Si alguien muere asesinado a tu alrededor, llama a la policía directamente.

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