Últimos 11 días de agosto
Continuando con el viaje y desconectando de tanto hacer el vago. Conocer otros lugares, agotar la paciencia de mis pies de tanto caminar y el saldo de mi cuenta bancaria.
Lunes, 21 de agosto de 2017
El campo base, una casita en pleno casco antiguo de Arlés en la Provenza francesa. De un pueblo a otro, pateándonos media reserva natural, comiendo mal y rápido —malditos horarios franceses— y durmiendo con 30 grados de temperatura.
Martes, 22 de agosto de 2017
Tenía el dibujo hecho desde hace tiempo y con los atentados de Barcelona era el momento de compartirlo. En su día pensé ¿cuánto tiempo hace que Dios no se manifiesta? ¿Más de 2000 años? Pues debería ser hora de que volviera a hacerlo portando una pancarta mandándonos a todos a la puta mierda. Lo que nos merecemos, vaya.
Miércoles, 23 de agosto de 2017
Supongo que el último flamenco que vi vivo fue de pequeño. Hasta ahora, nunca más había visto uno de tan cerca. En La Camargue, Francia, existe una buena oportunidad para verlos por todos lados.
Jueves, 24 de agosto de 2017
No hay error más grande que pedirle a una azafata de vuelo para salir. Salir… con la de sinónimos que hay de la palabra.
Sábado , 26 de agosto de 2017
La gente de Barcelona sale a la calle para decir no al terrorismo. Bajo el lema «No tinc por», miles de personas manifiestan su miedo cero a los asesinos del Estado Islámico. No pude ir pero necesitaba estar de alguna manera.
Domingo, 27 de agosto de 2017
En realidad el atún es atún y el bonito es bonito por más que nos emperremos en confundirlos.
Lunes, 28 de agosto de 2017
De vuelta al trabajo con las vacaciones a medio cumplir. De vuelta a la gestión de contenidos, la creación de ellos y a zambullirse en las redes sociales. El trabajo dignifica dijo uno que se rascaba los huevos en una tumbona a pie de piscina y con un mojito en la mano.
Jueves, 31 de agosto de 2017
Último día de agosto. La temporada 7 de «Game of Thrones» acabada —qué rápido ha ido todo— y yo que he decidido probar con el piano. No es la primera vez que tengo uno, ya pasé por sus teclas hace muchísimos años. Ahora va en serio. ¿Perdón? ¿Oigo risas?
—Tócame —me susurró.
Y yo, obedecí.
Y así, con 31 días de agosto, otro verano que se esfuma y se archiva en la carpeta de los recuerdos donde quedará olvidado hasta que lo recupere sin querer.
Me gusta volver a leer:
-Mira que he visto veces la imagen animada de la casa de Francia y ahora descubro que estás dos veces. Soy idiota.
– Me gustan los dibujos de los peces. Son bonitos (y atunes).
– Yo pintaría flamencos con lunares
– Tengo ganas de verte
Idiota no, solo no te fijaste… la mayoría tampoco. Me alegra. Yo no. Piénsalo bien.
Lo he pensado perfectamente
Cierto, con las azafatas hay que tener mucho cuidado al hablar con ellas. Bueno, como con casi todas las mujeres.